Los delfines
tienen cierta capacidad de paladear y pueden detectar los cuatro estímulos
básicos (dulce, agrio, amargo y salado). Se piensa que las glándulas gustativas
son como un sistema de radar que pueden utilizar para localizar a otros
delfines, encontrar alimento, para orientarse, reproducirse, así como para la
sensibilidad de la tensión. Una hembra que está lista para engendrar lanza
algunos estímulos químicos potentes para atraer a los machos. En términos de
orientación, muchas de las corrientes de los océanos tienen distintos rastros
químicos que los delfines pueden utilizar para navegar.
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